miércoles, 22 de abril de 2009

El ochentoso de la semana 3

Los años ochenta no le sentaron muy bien a Jethro Tull (los noventa tampoco). Son una banda que no se llevó muy bien con la new wave. No porque la odiaran sino porque no pudieron incorporar las innovaciones que los muchachos nuevaoleros trajeron. Y eso que lo intentaron. En 1980 editaron A un disco a mi entender muy malo. Demasiado sintetizador en una banda que los supo usar de maravillas (Songs from the woods, 1977). Jethro Tull entendió que esa no era su onda y le dijo adiós al tecladista Eddie Jobson (Muy buen tecladista por cierto. Recomiendo al grupo UK a cualquier fan del rock progresivo). En 1987 editaron Crest of a Knave quizás su mejor disco de esa década. En ese disco el piano y los teclados los toca el propio Anderson. Ahí se encontraba un tema que ya es un clásico en las representaciones de la banda. El ya legendario: Budapest. Todos los DVD o CD en vivo de la banda que registran recitales posteriores a la salida de ese disco lo tienen. Cuando vinieron acá en el 2004 hicieron una versión hermosa de la canción con un Ian Anderson inspiradísmo. Más bella aún fue la versión que hizo Anderson ya en plan "solista" cuando se presentó con una orquesta sinfónica en el 2005. La versión que está en el video es de un recital en Atenas en 1991 y deja ver todo el esplendor de la banda cuando todavía no se habían cortado el pelo.

El hombre equivocado

domingo, 19 de abril de 2009

Viejo Rebelde

Este año el cine francés viene entregando varias obras maestras (Las horas del verano, Entre los muros) y promete varias más (Une conte de Noël). Una de ellas se estrenó hace un par de semanas y se trata de uno de los últimos opus del porlífico Manoel de Oliveira, Belle Toujours.

La creencia popular dictamina que cuantos más años se cumplen, mayor es el deterioro, tanto físico, como mental, como espiritual. Eso puede contar para la mayoría de nosotros pero no para Henri Husson (Michel Picoli).
Hay que reconocer que Henri está más gordo y más canoso (pelado estuvo siempre). Sin embargo la mirada de Henri sigue siendo la de un pícaro perverso e irresistible. Tanto que dos putas se la pasan intentando levantárselo durante parte del film y un barman se queda totalmente embobado por las anécdotas que este le cuenta. Sigue tan vital como siempre como para recorrer toda París en busca de una vieja conocida.
Sin embargo Séverine, la vieja conocida, esta cambiada. No solo porque cambió la actriz que la interpreta sino que tiene un aire distinto. (Antes Catherine Deneuve y ahora Bulle Ogier). Esta igual de bella que siempre pero amargada, parca, abatida. Como si durante estos 40 años hubiera acarreado un peso que nunca se pudo sacar de encima.
Haciendo una comparación odiosa (y quizás un poco forzada) se podría decir que Henri es el alter ego del portugués. Los dos parecen estar más allá de todo. Henri vive a contramano de la moral burguesa. Es soltero, mujeriego, alcohólico y le importa muy poco el mundo que lo rodea al punto de rechazar muy sutilmente, como el caballero que es, el afecto de las putas antes mencionadas. De Oliveira filma absolutamente sin importarle el mundo que lo rodea (lo que lo acerca a Henri). En especial el mundo del cine. Filmar una continuación (que no es tal) del Belle de Jour presentaba el problema de partir de una obra con su propio peso. De Oliveira decidió filmar en dirección opuesta a Buñuel y dejar que los personajes pudieran crear un universo nuevo alejado de la obra del aragonés.
La película gira sobre dos enigmas. Durante la primera mitad de la película el enigma a resolver es si Henri va a encontrar a Séverine luego de haberle perdido el rastro en una función en la opera. Resuelto el primer enigma, con el encuentro en la puerta de una galería, se da paso al segundo. Como se sabe (o no, sino se vio Belle de Jour) Henri era el mejor amigo del marido de Séverine y estaba al tanto de las perversiones de la mujer de su amigo. Henri está desesperado por volver a Séverine y la invita a cenar, pero ella solo acepta con la condición de que Henri le responda algo que la viene afectando hace tiempo. Hace 40 años. Séverine quiere saber si Henri alguna vez le contó a su marido sobre la vida paralela que ella llevaba.
Henri durante toda la cena evita hablar del tema y se dedica a seducir a Séverine. Sabe que no lo va a lograr, que Séverine nunca accedería a tener algo con el, pero lo hace solo por el placer que le provoca cortejarla. Durante la última parte del film se dedica a provocarla hasta que ella indignada por la falta de respuestas y la lascivia de Henri se para violentamente y se va. Y es ahí donde Henri estalla de excitación. Así como Séverine disfrutaba del masoquismo, Henri goza con el sufrimiento ajeno, con la humillación, con tener el poder.
A diferencia del primer enigma, el segundo no se resuelve. Pero acá no importa. Si nos enteráramos de la verdad, las dos películas perderían el encanto que tienen. El misterio que envuelve a la historia de estos dos viejos se desvanecería y estaríamos ante una película rutinaria, un poco distinta, pero con un final rutinario y decepcionante.
Celebremos entonces que no se haya resuelto el misterio y hagamos votos para que Séverine y Henri se vuelvan a encontrar alguna vez más.

El hombre equivocado

miércoles, 15 de abril de 2009

El ochentoso de la semana 2

Las últimas dos semanas fueron medio complicadas y no pude subir el ochentoso de la semana. Acá les dejo el de esta semana. Esta vez es un reconocido grupo local con un gran frontman: el inigualable Miguel Abuelo.





El año pasado en el blog puan frances a raíz de los 20 años que se cumplían de la muerte de Miguel Abuelo escribí lo que sigue. Lo publico con un par de correcciones.

20 AÑOS SIN EL MARINERO BENGALÍ

Ayer en el laburo leía el diario de Lanata y descubrí una nota de Marcelo Fernández Bitar. La nota decía que se cumplían 20 años de la muerte de Miguel Abuelo. Me invadió una gran tristeza. Los Abuelos De La Nada fueron mi entrada al rock nacional (vocablo horrendo). Los conocí a través de un casette que me había grabado el chofer del micro de mi colegio primario. (Así conocí también Alta Suciedad de Calamaro pero nunca caló tan hondo en mi como Los Abuelos). Lo gaste de una manera increíble a ese casette. Creo que todavía lo tengo.
Los abuelos eran para mi como un refugio. Nadie compartía mis gustos en el colegio primario. Debería esperar el secundario para encontrar a alguien que me dijera que conocía a Los abuelos y que tenía sus cinco discos. Los abuelos eran fiesta. Escuchar No se Desesperen o Lunes por la madrugada me provocaba una satisfacción descomunal. En esa época todavía me gustaban los temas de Calamaro que más difusión tuvieron. Hoy en día disfruto más de temas como Levantando temperatura, En Línea u el incomprendido Hombre Lobo.
Cuando Miguel Abuelo volvió de España venía con una idea fija en la cabeza. Cambiarle la cara de culo al rock. Ese rock aburrido, apesadumbrado, lleno de guitarras acústicas. Y lo hizo. Ahí esta Miguel en Mundos Inmundos gritando “Y bailen y salten” con silbatos y saxos de fondo. Y uno no puedo hacer otra cosa que levantarse de la silla y saltar y bailar a lo loco. Los temas que Abuelo compuso y cambiaron al rock son muchos pero ahora me vienen a la mente Medita sol, No te enamores nunca de aquel marinero bengalí, Guindilla Ardiente, Hermana Teresa. Uno mejor que el otro. Uno más alegre que el otro.
El 88 fue un año nefasto. No solo el rock perdió a Abuelo, sino que en diciembre falleció el cantante de banda de rock más jugada, mas loca, más irónica, y más sofisticada que tuvo la Argentina. Me refiero a Federico Moura, cantante de Virus. Un año antes se había muerto Luca Prodan. Así desaparecía una manera de concebir el rock. La alegría y la locura que había impregnado el rock en esa época se desvanecía. Aparecían bandas nuevas con letras más oscuras como Don Cornelio y La Zona, quizás la mejor banda de esa época. Todas las otras bandas contemporáneas a Los Abuelos terminarían cambiando su concepción musical o desaparecerían.
Cuando empecé a interesarme por la música no me gustaba una puta banda que anduviera dando vueltas por ahí. No me gustaba La renga, ni Berusit Vergarabat, ni Los Piojos. Y ahí aparecieron Los Abuelos. Los abuelos fueron (y son) muy importantes para mi. Los abuelos me ayudaron a ser el distinto. Y a sentirme orgulloso de ser el distinto. Nadie los escuchaba cuando yo los escuchaba. O no los escuchaban como yo los escuchaba. Ayer cuando leía la nota me puse muy triste. Y creo que la mejor manera de homenajear a Miguel Abuelo es decirle (aunque no me escuche) lo mucho que significa en mi vida.

El hombre equivocado

gracias por pasarrr

gracias por pasarrr